La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha ordenado el despliegue de tropas y la movilización de su jefe de seguridad, Omar García Harfuch, en Sinaloa para contener una ola de violencia generada por cárteles. Este giro marca un cambio respecto a la estrategia de “abrazos, no balazos” de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, y refleja una postura más agresiva ante el crimen organizado. El despliegue responde a enfrentamientos entre cárteles y ha resultado en arrestos de alto perfil, decomisos récord de drogas y la militarización de operativos. La estrategia parece influenciada por presiones internas y externas, incluidas amenazas del presidente electo Donald Trump de imponer aranceles si México no frena el tráfico de drogas y migrantes.