Los aranceles chinos sobre una serie de frutas, verduras y otros productos básicos de despensa estadounidenses entraron en vigor, pero los locales en un animado mercado de Pekín, en gran medida, se encogieron de hombros ante la escalada de la guerra comercial. Los aranceles chinos sobre una serie de frutas, verduras y otros productos básicos de despensa estadounidenses entraron en vigor ayer 10 de marzo, pero los locales en un animado mercado de Pekín, en gran medida, se encogieron de hombros ante la escalada de la guerra comercial. Los gravámenes de 10 y 15% sobre los productos agrícolas estadounidenses, que también incluyen carne, granos y algodón, se impusieron después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, elevara un arancel general sobre todos los productos chinos a 20% la semana pasada. Los vendedores de un mercado del centro de la ciudad dijeron no estar preocupados por las ventas a pesar de la posibilidad de precios más altos en la caja. “Si los precios suben, la gente no comerá cosas importadas (…) Se venderán más productos nacionales, y creo que es algo que la gente puede aceptar”, señaló a la AFP un vendedor de fruta apellidado Shi. La oferta de Shi -desde plátanos y fresas hasta durianes y mangostanes- procede de todo el mundo, pero afirma que la fruta cultivada en China suele venderse mejor. “La frescura de nuestros productos nacionales es mayor que la de los importados”, afirma Shi, de 31 años.